Una Historia de Éxito

Escuela de jardinería y paisajismo - Castillo de Batres

Una Historia de Éxito

«No podía darse a tan bello lugar mejor destino»

Una Escuela y un Castillo
Nuestra Escuela tomó el nombre del Castillo que se alza en Batres (Madrid), propiedad de su fundador.

Únicos en el pasado, Excelentes de cara al futuro
Cuando se fundó la Escuela en 1972, nadie más en España apostaba por la profesión de Paisajista. La Escuela era única en aquel entonces. Más de cuarenta años después, otras instituciones ofrecen estudios relacionados con el paisajismo. Ya no somos los únicos. Pero seguimos siendo los mejores.

Fundada por D. Luis Moreno de Cala en 1972, nuestra Escuela toma su nombre de un castillo de su propiedad que se alza en el madrileño municipio de Batres. Sin embargo, ya desde aquel primer curso de 1973/74 del que ahora celebramos el 40 aniversario, las clases se han impartido en el centro de la Capital.

En lo que podríamos llamar la primera campaña publicitaria de la historia de la Escuela, Cabezas opinaba (ABC, 24 de Octubre de 1973), con motivo de una visita al Castillo de Batres, cuando le entregaron el primer programa de la Escuela del mismo nombre que “no podía darse a tan bello lugar mejor destino”. Tres días después, D. Luis Moreno de Cala declaraba a Blanco y Negro, suplemento cultural del mismo diario ABC, que “el papel del Castillo de Batres y de su parque va a ser, en líneas generales, como el de lugar de prácticas y de experimentación” (ByN, 27 de Octubre de 1973). Además, fue también el marco elegido, al menos hasta 1993, para la entrega de diplomas a los titulados al final de cada promoción.

Hoy, en el Castillo no se realizan prácticas, ni se entregan diplomas, pero a la entrada del Castillo una placa con el emblema de la Escuela recuerda, esperemos que por muchos años más, que en aquella fortaleza nació la institución que hoy es referente indiscutible de la enseñanza del Paisajismo en España.

De una pequeña necesidad a un gran proyecto educativo
Al finalizar la restauración del Castillo en los años 70, su propietario quiso crear a su alrededor un entorno paisajístico único. Le fue imposible, al no encontrar, según él, personas que fueran capaces de interpretar adecuadamente sus ideas. Ese fue el detonante para que se decidiera a crear la Escuela, a semejanza de otras existentes en Europa, como la de Versalles o la de Greenwich.

Contó para ello con un reducido grupo de profesionales de otros sectores (Ya que paisajistas, como tales, no existían), dirigidos por Enrique Paredes Sánchez, que pasó a encabezar y poner en práctica la idea del proyecto, y quien con una evidente vocación docente y una visión estratégica adelantada a su tiempo, conseguiría, a la postre, el reconocimiento de los estudios de Paisajismo.

Con estas bases, desde hace 40 años, la Escuela de Paisajismo Castillo de Batres ha estado formando a profesionales del paisajismo. Una formación integral, no como un apéndice de otras carreras, que mediante el equilibrio de los aspectos técnicos y humanísticos ha llenado una inexplicable carencia en el panorama educativo español: España ha sido durante cuatro décadas, junto a Grecia, el único país de Europa en el que la enseñanza del paisajismo no era oficial. Por ello, desde los inicios, el objetivo fundamental de la Escuela de Paisajismo Castillo de Batres ha sido, precisamente, conseguir ese reconocimiento oficial.

Así, lo que nació casi como por una pataleta infantil (“no hay profesionales cualificados, ¡pues los creo yo!”) se ha convertido, con el paso de los años, en un proyecto consolidado, con un objetivo firme: conseguir el reconocimiento oficial de los estudios de paisajismo, y de sus profesionales.

El largo camino hacia el reconocimiento oficial del Paisajismo en España
Si bien casi desde el inicio se vio que el objetivo real de la Escuela era convertir al Paisajismo en una carrera universitaria, conseguirlo ha sido una carrera de obstáculos durante casi cuarenta años.

Hubo que esperar a que se cumpliera el décimo aniversario de la Escuela, en 1984, para que representantes de la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas (IFLA) evaluaran los programas educativos de la Escuela con resultados satisfactorios. Esto no fue suficiente, sin embargo, para que el Ministerio de Educación de España concediera la oficialidad a los estudios impartidos por la Escuela Castillo de Batres.

En 1986, una nueva visita de representantes de IFLA confirmaba que la Escuela Castillo de Batres impartía los estudios necesarios para la formación de Paisajistas, tal y como se entendía este concepto en el mundo. Esto, sin embargo, no era suficiente para las instituciones españolas, y tampoco en esta ocasión se consiguió oficializar los estudios.

Parecía claro que si se quería alcanzar el objetivo había que cambiar el enfoque: La IFLA, que representaba a los colectivos profesionales de paisajistas de diversos países, tenía escasa o nula influencia sobre las instituciones encargadas de otorgar el reconocimiento oficial a los planes de estudios.

El esfuerzo se dirigió entonces a conseguir el reconocimiento de instituciones europeas, mucho más cercanas a los intereses de los profesionales españoles que desde hacía ya 20 años comenzaban su actividad tras haber obtenido su título de paisajista en la Escuela Castillo de Batres. Así, en 1993, al cumplirse el vigésimo aniversario de la Escuela, la Federación Europea de Arquitectos Paisajistas (EFLA) también visitó la Escuela. En esta ocasión, el resultado fue negativo: Más interesados en ver un gran campus universitario que en evaluar los programas de estudios y la formación de los profesionales, la EFLA dio la espalda a la Escuela. Eso no ayudaba a alcanzar la meta, y ponía un obstáculo en el camino que habría que superar con el paso de los años. ¿De qué servía ser pioneros en la enseñanza del uso racional del riego, el empleo de las especies autóctonas, reducción de praderas de césped, recuperación de espacios degradados o Psicología Ambiental (conceptos que ahora se engloban en los más mediáticos “sostenibilidad” o “bioingeniería”, por ejemplo, para aquellos que pretenden haber inventado la rueda en este siglo), si lo que se pretende es tener una enorme instalación sin calidad docente?

Pero la Escuela no se rindió.

Un cambio necesario
En 1997, la propiedad de la Escuela cambió de manos, haciéndose con ella el que había sido su Director prácticamente desde el inicio de su existencia, D. Enrique Paredes Sánchez.

Con esta sucesión, la lógica por otra parte puesto que Enrique Paredes seguía siendo la cabeza pensante de la Escuela, se conseguían dos objetivos: Por un lado, se garantizaba la continuidad de la filosofía del centro, de su espíritu, y del objetivo, casi obsesivo, de conseguir que algún día, los estudios de paisajismo fueran reconocidos oficialmente en España. Por otro, se eliminaban las tentaciones de convertir la Escuela en un negocio para satisfacer las pretensiones personales o profesionales de algunos aspirantes a la sucesión que querían convertir la Escuela en un negocio personal, olvidando la enseñanza y la formación de los futuros paisajistas.

En esta nueva etapa se vio claro que la única manera de conseguir la oficialidad de los estudios de paisajismo en España pasaba, ineludiblemente, por tratar con instituciones, organismos y sobre todo, con Universidades dentro de España. Hasta entonces, el reconocimiento internacional, si bien era un motivo indiscutible de orgullo, no era suficiente para conseguir la tan ansiada oficialidad de los estudios.

En la tercera década de vida de la Escuela se potenciaron las relaciones con Universidades públicas y privadas, con el mismo objetivo de siempre.

Hubo varios intentos de colaboración con Universidades. Todos fallaron hasta que en 2002, la Escuela Castillo de Batres y la Universidad Camilo José Cela firmaron un Convenio de Colaboración por el cual se creaba el “Título Superior en Paisajismo” con categoría de “Título Propio” de dicha Universidad, impartido en la Escuela Castillo de Batres. En ese mismo momento, los Estudios de Paisajismo alcanzaban, si no la oficialidad, al menos la categoría de universitarios.

Esto, no obstante, no era suficiente, y en los años sucesivos, tras consolidarse el “Título Propio”, la Colaboración entre la escuela y la Universidad, tenía que dar su último fruto: Adecuar los programas de estudios a las exigencias oficiales.

Misión cumplida
En Septiembre de 2009, la ANECA dio su aprobación a los programas de estudios elaborados por la Escuela gracias a su experiencia de casi cuatro décadas y presentados por la Universidad Camilo José Cela, una vez vencidas las dudas iniciales sobre la viabilidad del proyecto.

Por fin se había llegado al objetivo: Había nacido el “Título de Grado en Paisajismo”.

Hoy, la Universidad Camilo José Cela es la Única Universidad de España que puede impartir unos estudios oficiales de Paisajismo, y lo puede hacer gracias a la colaboración que desde 2002 hasta 2014 mantuvo con la Escuela Castillo de Batres, sin la que el desarrollo de esta carrera nunca habría sido posible.

Han sido 40 años de esfuerzo, trabajo, y pasión por el paisajismo. Hoy por fin, el objetivo se ha cumplido.

Esto no debe significar el final de la Historia. Al contrario, ahora empieza una nueva etapa de esa Historia, en la que la Escuela Castillo de Batres permanecerá, para siempre, ligada al futuro del Paisajismo en España.

La situación actual: El reconocimiento de los Paisajistas
A veces es inevitable preguntarse por qué se ha tardado tanto en conseguir algo que ya existía en otros países, que era necesario, y en lo que muchos profesionales estaban de acuerdo desde el inicio. La respuesta puede ser tan complicada como queramos, pero en realidad parece bastante sencilla: No había voluntad de hacerlo.

Aunque la Universidad Pública disponía de los medios materiales y humanos necesarios para crear una carrera con sus competencias correspondientes y su Colegio Oficial Profesional, está claro que han prevalecido los intereses particulares, la falta de generosidad y el ansia por ocupar un espacio laboral que hasta el momento actual estaba “virgen” por parte de Arquitectos o Ingenieros.

Algo de miedo habría también, ya que la aparición en el mercado laboral de profesionales bien formados y adaptados a las necesidades, los Paisajistas, suponían una competencia poderosa que tenía todas las de ganar…

Esos miedos están cada vez más presentes en esos colectivos, pues en 2013 se graduó la primera promoción de Paisajistas de la historia de España. Nos congratulamos por ello.

Los próximos 40 años
Una vez conseguido el objetivo fundacional de la Escuela (Oficialización de los estudios de Paisajismo), es el momento de plantearse qué pasará en los próximos 40 años.

La Escuela colaboró con la Universidad Camilo José Cela a través de la “Cátedra de Paisajismo Castillo de Batres” (El nombre no es fruto de la casualidad) para que el recientemente creado Grado en Paisajismo continuara fiel a los principios educativos que nos han inspirado en las últimas cuatro décadas.

El Título pertenece a la Universidad, pero la Escuela no. Conviene no olvidarlo.

En la Escuela no se imparte el título, que ha madurado y conviene que camine solo. En la Escuela continuamos creando excelencia educativa, a través de cursos de especialización, programas de formación para profesionales, másteres, etc. Colaboramos con Universidades y otras instituciones para que los Paisajistas obtengan el reconocimiento que merecen.

No se puede concebir la historia de la enseñanza del Paisajismo en España sin la Escuela Castillo de Batres. No se puede concebir el futuro de la enseñanza del Paisajismo sin la Escuela Castillo de Batres.

Celebramos nuestros primeros 40 años.

¡¡POR OTROS CUARENTA AÑOS MÁS!!